“VÍCTIMAS DE SANGRE: MENORES MUERTOS POR SUS PADRES”
ARHA PATRICIA HERMAN FALCÓN PIZA
LEONOR G. DELGADILLO GUZMÁN
FELIPE ANTONIO ROBLEDO RAMÍREZ
UNIVERSIDAD AUTONOMA DEL ESTADO DE MÉXICO
FACULTAD CIENCIAS DE LA CONDUCTA
LEONOR G. DELGADILLO GUZMÁN
FELIPE ANTONIO ROBLEDO RAMÍREZ
UNIVERSIDAD AUTONOMA DEL ESTADO DE MÉXICO
FACULTAD CIENCIAS DE LA CONDUCTA
RESUMEN
El presente trabajo, es un reporte de investigación sobre los filicidios, homicidios en contra de menores de edad cometidos por sus padres, homicidios registrados durante 15 meses, todo 2006 y los primeros meses de 2007. Se trata de un estudio descriptivo, que tuvo por objetivo identificar variables sociodemográficas de las víctimas, tales como, edad, sexo, escolaridad, causa de la muerte (modus operandi). En total se trabajaron 10 casos que aglutinaron 13 víctimas, de las que se vieron involucrados 14 victimarios. Se encontró que de todos los casos, el 60% de los victimarios fueron los padres y el 40% actuaron de manera combinada, es decir ambos padres fueron los homicidas. Las edades de los victimarios fluctuaban de los 19 a los 34 años. De las víctimas, el 79% fueron niñas, y 21% varones. Sus edades fluctuaron de los 3 meses a los 14 años. Apoyados en el contenido de las averiguaciones previas se pudo concluir que el móvil obedeció a venganza del marido en contra de la esposa, a causa de infidelidad sospechada, nunca probada, se trataba de núcleos familiares con antecedentes previos de violencia física, psicológica, económica y sexual.
El presente trabajo, es un reporte de investigación sobre los filicidios, homicidios en contra de menores de edad cometidos por sus padres, homicidios registrados durante 15 meses, todo 2006 y los primeros meses de 2007. Se trata de un estudio descriptivo, que tuvo por objetivo identificar variables sociodemográficas de las víctimas, tales como, edad, sexo, escolaridad, causa de la muerte (modus operandi). En total se trabajaron 10 casos que aglutinaron 13 víctimas, de las que se vieron involucrados 14 victimarios. Se encontró que de todos los casos, el 60% de los victimarios fueron los padres y el 40% actuaron de manera combinada, es decir ambos padres fueron los homicidas. Las edades de los victimarios fluctuaban de los 19 a los 34 años. De las víctimas, el 79% fueron niñas, y 21% varones. Sus edades fluctuaron de los 3 meses a los 14 años. Apoyados en el contenido de las averiguaciones previas se pudo concluir que el móvil obedeció a venganza del marido en contra de la esposa, a causa de infidelidad sospechada, nunca probada, se trataba de núcleos familiares con antecedentes previos de violencia física, psicológica, económica y sexual.
INTRODUCCIÓN
El filicidio proveniente del latín filius, hijo y caedére, matar, designa la muerte del propio hijo por mano del padre o de la madre (Fiascaro, 2006). Es uno de los homicidios que representa una forma de violencia extrema contra los hijos, donde se reflejan paradigmas culturales, problemáticas sociales, personales y familiares intrínsecas (Rascovsky, 1992 citado por De la Espriella, 2006).
En la literatura, el filicidio aparece como un sacrificio filial en los mitos básicos originarios de toda cultura, mencionando algunos de los mas conocidos, el mito de Edipo, símbolo eterno del hijo, que merece una consideración especial siendo la concepción mitológica más extensa y profunda de la cultura occidental y el fundamento de las teorías sobre el inconsciente. En la mitología egipcia y en la Biblia, las figuras patriarcales del Faraón, el Rey Herodes y el Señor exigen el sacrificio filial. El Antiguo Testamento establece la consagración y el sacrificio de alguno de los hijos al Dios de Abraham, o su mutilación parcial, como una forma atenuada de la ofrenda (Raymos, 2006).
El Centro Nacional de Referencia de la Violencia (CNRV) informa que de las 33.206 muertes violentas ocurridas en Colombia en el 2003, el 66.8% fueron homicidios; de estos 59.5% tuvieron móviles de orden político, económico o social. La tasa de homicidios por 100.000 habitantes en menores de 5 años fue de 2 para niños y 1 para niñas; y en menores entre los 5 y 14 años fue de 3 para niños y 2 para niñas. Desde hace 5 años se observa una disminución paulatina (Forensis, 2003 estadísticas citadas por Castaño, 2005).
En España, la comunidad de Baleares registra una importante cantidad de casos de menores que han perdido la vida a manos de sus padres, registrando el 11% de las 42 víctimas de filicidio que ha habido en ese país en los últimos veinte años, según revela una investigación de la forense y psicóloga clínica catalana Rosa Sáez, a partir de 31 sentencias condenatorias contra progenitores emitidas entre 1987 y 2004. La comunidad Balear sólo es superada por Cataluña, con el 19% de los casos, y Madrid 14%. Sáez detalla que, atribuye esta especial incidencia al hecho de que sean zonas con una elevada densidad de población. Además, considera que en estas áreas hay evidencias de más casos porque es "más difícil ocultarlos, al haber un mayor contacto entre las personas. Ante la pregunta de ¿qué impulsa a un padre a maltratar de esta manera a un hijo? Sáez expone como principales motivos la "venganza del cónyuge", causa registrada en el 19 por ciento de los casos, la "explosión de violencia" (14,3%), "imprudencia-abandono" (11,9%) y, finalmente, "psicosis aguda" (9,5%), (http://actualidad.terra.es.html).
En México durante los últimos treinta años han muerto asesinados dos menores de 14 años cada día. Entre 1998 y 2002 el informe de la Organización de las Naciones Unidas 2007 muestra que la principal causa de muerte por homicidio en los menores de un año fue el ahorcamiento, el estrangulamiento y la sofocación, mientras que en los niños entre 1 y 4 años fue el ahogamiento y la sumersión (ONU, 2007).
En el marco de este contexto, destaca que el Estado de México ocupa el primer lugar desde 1979 en homicidios de niñas y niños, seguido por el Distrito Federal, Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Baja California Sur, Yucatán, Campeche, Aguascalientes y Colima. A escala mundial, México ocupa el segundo lugar en cuanto a tasa de muertes por homicidio en menores de 15 años de edad y el sexto por su tasa de muertes por suicidio (Cimac Noticias, 2007). En este mismo sentido, el Estado de México, en términos jurídicos, no estipula dentro del código penal la muerte de un hijo como filicidio, este sólo se menciona con el término de homicidio en agravio y se castiga con 40 a 70 años de prisión y de setecientos a cinco mil días multa. Y a la madre que diere muerte a su hijo en un lapso de 72 horas de nacido 3 a 5 años de prisión. Y de cinco a ciento veinticinco días multa (Código Penal del Estado de México, 1999).
Azaola realiza un estudio sobre género y violencia en el Distrito Federal, con un total de 50 casos, de los que 38 fueron mujeres que dieron muerte a familiares, este número de casos representan el 76% del total de la muestra estudiada. 26 casos de los homicidios a niños, representaron el 52%. En el 65% de estos casos las mujeres dieron muerte a sus propios hijos y en el 35% restante a hijos de su pareja, o bien a niños que habían adoptado, les habían “regalado” o se hallaban bajo su cuidado por ser hijos de algún familiar (sobrinos, nietos, hermanos). 11 casos de homicidio a esposos o parejas de las mujeres sentenciadas, representaron 22% del total, y 1 caso de homicidio a la madre de una mujer interna, que representa 2% del total. En cuatro casos las mujeres dieron muerte a todos sus hijos, el número total de víctimas de ese grupo fue de 32 niños de los que 44% eran varones y 56% mujeres. En cuanto a la edad, 75% tenía entre 0 y 5 años; 12.5% entre 6 y 10, y otro 12.5% entre 11 y 16 años.
Para Azaola llama la atención no solo la significativa presencia de los niños dentro de los homicidios, sino también el escaso peso de otros familiares que contrasta nuevamente con lo que ocurre entre los hombres. En efecto, en la muestra que se analiza, se encuentra que el 49% de los casos en que los varones dan muerte a familiares, tienen por víctima a la esposa o la pareja; 21% a sus hijos o los de su pareja; otro 21% se dirige a sus padres o abuelos; 6% a hermanos y 3% a otros miembros de la familia (Azaola, 2001).
El filicidio proveniente del latín filius, hijo y caedére, matar, designa la muerte del propio hijo por mano del padre o de la madre (Fiascaro, 2006). Es uno de los homicidios que representa una forma de violencia extrema contra los hijos, donde se reflejan paradigmas culturales, problemáticas sociales, personales y familiares intrínsecas (Rascovsky, 1992 citado por De la Espriella, 2006).
En la literatura, el filicidio aparece como un sacrificio filial en los mitos básicos originarios de toda cultura, mencionando algunos de los mas conocidos, el mito de Edipo, símbolo eterno del hijo, que merece una consideración especial siendo la concepción mitológica más extensa y profunda de la cultura occidental y el fundamento de las teorías sobre el inconsciente. En la mitología egipcia y en la Biblia, las figuras patriarcales del Faraón, el Rey Herodes y el Señor exigen el sacrificio filial. El Antiguo Testamento establece la consagración y el sacrificio de alguno de los hijos al Dios de Abraham, o su mutilación parcial, como una forma atenuada de la ofrenda (Raymos, 2006).
El Centro Nacional de Referencia de la Violencia (CNRV) informa que de las 33.206 muertes violentas ocurridas en Colombia en el 2003, el 66.8% fueron homicidios; de estos 59.5% tuvieron móviles de orden político, económico o social. La tasa de homicidios por 100.000 habitantes en menores de 5 años fue de 2 para niños y 1 para niñas; y en menores entre los 5 y 14 años fue de 3 para niños y 2 para niñas. Desde hace 5 años se observa una disminución paulatina (Forensis, 2003 estadísticas citadas por Castaño, 2005).
En España, la comunidad de Baleares registra una importante cantidad de casos de menores que han perdido la vida a manos de sus padres, registrando el 11% de las 42 víctimas de filicidio que ha habido en ese país en los últimos veinte años, según revela una investigación de la forense y psicóloga clínica catalana Rosa Sáez, a partir de 31 sentencias condenatorias contra progenitores emitidas entre 1987 y 2004. La comunidad Balear sólo es superada por Cataluña, con el 19% de los casos, y Madrid 14%. Sáez detalla que, atribuye esta especial incidencia al hecho de que sean zonas con una elevada densidad de población. Además, considera que en estas áreas hay evidencias de más casos porque es "más difícil ocultarlos, al haber un mayor contacto entre las personas. Ante la pregunta de ¿qué impulsa a un padre a maltratar de esta manera a un hijo? Sáez expone como principales motivos la "venganza del cónyuge", causa registrada en el 19 por ciento de los casos, la "explosión de violencia" (14,3%), "imprudencia-abandono" (11,9%) y, finalmente, "psicosis aguda" (9,5%), (http://actualidad.terra.es.html).
En México durante los últimos treinta años han muerto asesinados dos menores de 14 años cada día. Entre 1998 y 2002 el informe de la Organización de las Naciones Unidas 2007 muestra que la principal causa de muerte por homicidio en los menores de un año fue el ahorcamiento, el estrangulamiento y la sofocación, mientras que en los niños entre 1 y 4 años fue el ahogamiento y la sumersión (ONU, 2007).
En el marco de este contexto, destaca que el Estado de México ocupa el primer lugar desde 1979 en homicidios de niñas y niños, seguido por el Distrito Federal, Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Baja California Sur, Yucatán, Campeche, Aguascalientes y Colima. A escala mundial, México ocupa el segundo lugar en cuanto a tasa de muertes por homicidio en menores de 15 años de edad y el sexto por su tasa de muertes por suicidio (Cimac Noticias, 2007). En este mismo sentido, el Estado de México, en términos jurídicos, no estipula dentro del código penal la muerte de un hijo como filicidio, este sólo se menciona con el término de homicidio en agravio y se castiga con 40 a 70 años de prisión y de setecientos a cinco mil días multa. Y a la madre que diere muerte a su hijo en un lapso de 72 horas de nacido 3 a 5 años de prisión. Y de cinco a ciento veinticinco días multa (Código Penal del Estado de México, 1999).
Azaola realiza un estudio sobre género y violencia en el Distrito Federal, con un total de 50 casos, de los que 38 fueron mujeres que dieron muerte a familiares, este número de casos representan el 76% del total de la muestra estudiada. 26 casos de los homicidios a niños, representaron el 52%. En el 65% de estos casos las mujeres dieron muerte a sus propios hijos y en el 35% restante a hijos de su pareja, o bien a niños que habían adoptado, les habían “regalado” o se hallaban bajo su cuidado por ser hijos de algún familiar (sobrinos, nietos, hermanos). 11 casos de homicidio a esposos o parejas de las mujeres sentenciadas, representaron 22% del total, y 1 caso de homicidio a la madre de una mujer interna, que representa 2% del total. En cuatro casos las mujeres dieron muerte a todos sus hijos, el número total de víctimas de ese grupo fue de 32 niños de los que 44% eran varones y 56% mujeres. En cuanto a la edad, 75% tenía entre 0 y 5 años; 12.5% entre 6 y 10, y otro 12.5% entre 11 y 16 años.
Para Azaola llama la atención no solo la significativa presencia de los niños dentro de los homicidios, sino también el escaso peso de otros familiares que contrasta nuevamente con lo que ocurre entre los hombres. En efecto, en la muestra que se analiza, se encuentra que el 49% de los casos en que los varones dan muerte a familiares, tienen por víctima a la esposa o la pareja; 21% a sus hijos o los de su pareja; otro 21% se dirige a sus padres o abuelos; 6% a hermanos y 3% a otros miembros de la familia (Azaola, 2001).
MÉTODO
TIPO DE ESTUDIO
Se trata de una investigación cualitativa, cuyas fuentes de estudio son documentales, se revisan los expedientes de las averiguaciones previas de cada uno de los casos, en estos expedientes se conoce a detalle lo ocurrido, así como los eventos anteriores y posteriores al filicidio, la estructura familiar, la dinámica, el modus operandi y el modus vivendi, teniendo acceso tanto a la víctima como acceso al agresor.
Se trata de una investigación cualitativa, cuyas fuentes de estudio son documentales, se revisan los expedientes de las averiguaciones previas de cada uno de los casos, en estos expedientes se conoce a detalle lo ocurrido, así como los eventos anteriores y posteriores al filicidio, la estructura familiar, la dinámica, el modus operandi y el modus vivendi, teniendo acceso tanto a la víctima como acceso al agresor.
OBJETIVO GENERAL
Identificar las características sociodemográficas de las víctimas y victimarios en los casos de filicidio.
Identificar las características sociodemográficas de las víctimas y victimarios en los casos de filicidio.
DEFINICIÓN DE LOS PARTICIPANTES
De manera general sobre los estudios de caso, se puede comentar que, dos casos son de filicidio múltiple (tres y dos víctimas) ambos relacionados con filicidio-suicido, en el primero de ellos se consumó el suicidio y en el segundo fue intento frustrado de suicidio, ambos filicidios realizados por el padre, estos casos fueron realizados empujados por la venganza. En cuatro casos más participaron ambos padres, cabe mencionar que en uno de ellos fue madre y padrastro. En otro caso participó solo el padre llegando a la desesperación en un intento de querer callar el llanto de su víctima. En dos casos más el homicidio fue realizado por la pareja de la madre de la víctima, en ambos casos existió abuso sexual, cabe mencionarse que en un caso la madre tuvo conocimiento del abuso mismo al que ella dio consentimiento motivada por temor a que su pareja la abandonara, igualmente la madre confeso que ella junto a su víctima golpeaban constantemente a la niña.
De manera general sobre los estudios de caso, se puede comentar que, dos casos son de filicidio múltiple (tres y dos víctimas) ambos relacionados con filicidio-suicido, en el primero de ellos se consumó el suicidio y en el segundo fue intento frustrado de suicidio, ambos filicidios realizados por el padre, estos casos fueron realizados empujados por la venganza. En cuatro casos más participaron ambos padres, cabe mencionar que en uno de ellos fue madre y padrastro. En otro caso participó solo el padre llegando a la desesperación en un intento de querer callar el llanto de su víctima. En dos casos más el homicidio fue realizado por la pareja de la madre de la víctima, en ambos casos existió abuso sexual, cabe mencionarse que en un caso la madre tuvo conocimiento del abuso mismo al que ella dio consentimiento motivada por temor a que su pareja la abandonara, igualmente la madre confeso que ella junto a su víctima golpeaban constantemente a la niña.
PROCEDIMIENTO
En apego a un convenio de apoyo interinstitucional entre la Universidad Autónoma del Estado de México y la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM), para investigar feminicidios en general y filicidios en particular, se realizó la presente investigación, llevando a cabo los siguientes pasos:
1. Se acudió con las instancias correspondientes dentro de la PGJEM, para acceder a la información que se tenía.
2. Se hizo un levantamiento de datos sobre los casos de homicidio contra menores de edad.
3. Se construyó la base de datos correspondiente.
4. Se utilizaron medidas de tendencia central para conocer las proporciones porcentuales de las víctimas y los victimarios.
En apego a un convenio de apoyo interinstitucional entre la Universidad Autónoma del Estado de México y la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM), para investigar feminicidios en general y filicidios en particular, se realizó la presente investigación, llevando a cabo los siguientes pasos:
1. Se acudió con las instancias correspondientes dentro de la PGJEM, para acceder a la información que se tenía.
2. Se hizo un levantamiento de datos sobre los casos de homicidio contra menores de edad.
3. Se construyó la base de datos correspondiente.
4. Se utilizaron medidas de tendencia central para conocer las proporciones porcentuales de las víctimas y los victimarios.
RESULTADOS:
Se analizaron diez casos de homicidio en contra de los menores de edad existiendo dos casos de filicidio múltiple (dos y tres víctimas). El total de víctimas fue de trece menores de edad, de los cuales nueve casos pertenecieron al género femenino teniendo un porcentaje del 79%, cuyas edades fluctuaron de tres meses de edad a los catorce años y los 3 casos restantes fueron cometidos a menores del género masculino con un 21% cuyas edades fluctuaron de cuatro a cinco años.
Se analizaron diez casos de homicidio en contra de los menores de edad existiendo dos casos de filicidio múltiple (dos y tres víctimas). El total de víctimas fue de trece menores de edad, de los cuales nueve casos pertenecieron al género femenino teniendo un porcentaje del 79%, cuyas edades fluctuaron de tres meses de edad a los catorce años y los 3 casos restantes fueron cometidos a menores del género masculino con un 21% cuyas edades fluctuaron de cuatro a cinco años.
En cuanto a la participación de los padres filicidas en comparación a varios estudios relacionados con este fenómeno se observa el porcentaje de la participación de la madre es mínima presentando un 40% (cuatro de diez casos analizados) donde la madre participa en conjunto con el padre, nunca participa sola. En cuanto a la participación del padre, fue mucho mayor, teniendo un porcentaje del 60% participando en seis de los diez casos. El rango de edad de los padres es de 19 años a 34 años de edad.
En cuanto al motivo por el cual fue ejecutado el homicidio cabe mencionarse que los dos casos de filicidio múltiple fueron cometidos por el padre en venganza hacia su cónyuge (esposa) cuyo motivo está fincado en el resentimiento y en la compensación de un agravio, la infidelidad. Lo anterior pudo ser probado con base en las declaraciones y las evidencias integradas en las respectivas averiguaciones previas, ambos homicidas dejaron notas en las que aludían a la posibilidad de que la mujer emprendiera “su nueva vida”, este elemento era a su vez consistente con las declaraciones obtenidas de los actores involucrados. En términos explicativos, se puede decir que, el asesinato del niño ocurre porque el padre homicida transfiere el odio que siente hacia la pareja al hijo, matándolo; en estos casos la infidelidad fue la razón de las muertes de los infantes donde el hombre se vive ofendido en su masculinidad.
El resto de los casos, fueron filicidios clasificados como accidentales, se llaman así por que la muerte del hijo no fue deseada por el padre, dicho de otra manera, no existía un objetivo de matar al hijo, sino que el homicidio es debido a múltiples maltratos y abuso infantil (Resnick,1969 citado por Fiascaro, 2006). De manera esquemática la información comentada de los casos queda como sigue:
Casos Victimario Víctima Relación Edad de Edad del Motivo del Causa de
En cuanto al motivo por el cual fue ejecutado el homicidio cabe mencionarse que los dos casos de filicidio múltiple fueron cometidos por el padre en venganza hacia su cónyuge (esposa) cuyo motivo está fincado en el resentimiento y en la compensación de un agravio, la infidelidad. Lo anterior pudo ser probado con base en las declaraciones y las evidencias integradas en las respectivas averiguaciones previas, ambos homicidas dejaron notas en las que aludían a la posibilidad de que la mujer emprendiera “su nueva vida”, este elemento era a su vez consistente con las declaraciones obtenidas de los actores involucrados. En términos explicativos, se puede decir que, el asesinato del niño ocurre porque el padre homicida transfiere el odio que siente hacia la pareja al hijo, matándolo; en estos casos la infidelidad fue la razón de las muertes de los infantes donde el hombre se vive ofendido en su masculinidad.
El resto de los casos, fueron filicidios clasificados como accidentales, se llaman así por que la muerte del hijo no fue deseada por el padre, dicho de otra manera, no existía un objetivo de matar al hijo, sino que el homicidio es debido a múltiples maltratos y abuso infantil (Resnick,1969 citado por Fiascaro, 2006). De manera esquemática la información comentada de los casos queda como sigue:
Casos Victimario Víctima Relación Edad de Edad del Motivo del Causa de
Social la Víctima Victimario Homicidio Muerte
1. M F Padre 3 meses 21 Llanto Traumatismo
1. M F Padre 3 meses 21 Llanto Traumatismo
de la víctima craneoencefálico
y abdominal
2. F Y M F Madre 5 meses 21 y 28 Maltrato Traumatismo
y padre infantil craneoencefálico
3. M F Padre 1 año 26 Venganza Asfixia por
5 meses a la esposa estrangulación
4. M F Padrastro 1 año 28 Llanto de Traumatismo
5 meses la víctima craneoencefálico
5. F Y M F Madre 2 años 19 y 34 Maltrato Traumatismo
5. F Y M F Madre 2 años 19 y 34 Maltrato Traumatismo
y Padre infantil abdominal
6. F Y M F Madre 2 años 28 y 30 Maltrato Traumatismo
y Padrastro Infantil encefálico y contusión
torácica profunda
7. F Y M F Madre 3 años 24 y 25 Maltrato Traumatismo
y Padrastro Infantil craneoencefálico
8. F Y M F Madre 4 años 28 y 30 Maltrato Traumatismo
y Padre Infantil craneoencefálico
9. M M Padrastro 4 años 26 Venganza a Asfixia por
la esposa estrangulación
10. M M Padre 5 años 26 Venganza a Asfixia por
la esposa estrangulación
11. M M Padre 5 años 30 Venganza a Herida por
la esposa arma de fuego
12. M F Padre 9 años 30 Venganza a Herida por
la esposa arma de fuego
13. M F Padre 14 años 34 Miedo a ser Asfixia por
acusado de violación. estrangulación
DISCUSIÓN
Como se pudo advertir en los casos de filicidio múltiple la agresión es desplazada hacia el hijo, siendo éste víctima indirecta de las circunstancias. El significado de un hijo y el valor de su vida humana como ser social se minimizan, se despoja al niño de su individualidad y es utilizado como un objeto, instrumento de venganza del cual se puede disponer a voluntad por ser propiedad del padre. Lo anterior se puede tomar como un elemento remanente aún vivo de la ley romana de la Patria Potestad influyente en nuestra cultura, se trata de un elemento residual instituido desde la cultura romana, en la que, el derecho romano imperial otorgaba al padre la facultad de disponer de aquellos que vivían en su casa; esposa, hijos y esclavos, así como de vender, matar o aún comer a cualquiera de sus hijos sin dar ninguna explicación (De la Espriella, 2006).
Se trata en estos casos de homicidios vengativos tal y como propone Resnick (1994) citado por Castaño (2005) se han identificado aquellos filicidios cuyo motivo está fincado en el resentimiento, en la compensación (aunque lejana) de un agravio, el asesinato del niño ocurre porque el padre homicida transfiere el odio que siente hacia la pareja al hijo, matándolo; estos son los casos donde la infidelidad es en la mayoría de los casos la razón de las muertes de los infantes, esto revela como las estructuras patriarcales han sido cimentadas con tal fuerza e intensidad que su vigencia histórica no caduca en aquellas situaciones en las que el hombre se vive ofendido en su masculinidad.
El hombre como figura paterna no está condicionado para el cuidado de los hijos, su rol solo está socialmente estructurado para proveer seguridad económica, el cuidado, amor, paciencia, protección, son papeles que juega la figura materna. El hombre solo se cuida a si mismo por su carácter egocéntrico y no ve por la procuración de los demás, esto incrementa la intolerancia frente a las necesidades de los que conviven cotidianamente con él, como lo son los hijos y la esposa, tratándose de los hijos y sobre todo de los más pequeños las demandas se trivializan mucho mas que las de una mujer, por ser tan pequeño el niño no es difícil creer que sus necesidades sean minimizadas y que la intolerancia hacia las mismas se acreciente disminuyendo la disposición de calma y atención del padre hacia el hijo. En cambio, la madre por naturaleza es el ser mas bondadoso y dedicado en su rol materno, procura el bienestar y protección de los hijos, dirige toda su atención y amor para cubrir sus necesidades, por ello es difícil creer que la madre sea capaz de hacerle algún daño a sus hijos y cuando éste se propicia, se dice que fue realizado por el mismo amor. Nogeras (2004, citado por Kalinsky y Cañate, 2005) menciona que el apego de una madre por su hijo es un valor universal; sin el supuesto esencialista de un lazo biológico, considera que es razonable coincidir en que una madre sienta afinidad con sus hijos.
Por otro lado, existe una trivialización, en los casos de maltrato físico, de las repercusiones de la violencia infligida en el cuerpo de los niños. Se minimizan los actos físicos violentos, aduciendo que se trata de medidas disciplinarias correctivas, de tal modo que la violencia perpetrada se enmascara en el principio educativo de la socialización. Pudiendo, como ha sido demostrado llegar al homicidio, clasificando estos casos como filicidio provocado por un impulso violento y/o actos sádicos de castigo, Guileyardo y otros (citado por Castaño, 2005) hacen mención que en estos casos existe un maltrato precedente, la muerte del hijo puede ser presentado como un accidente, en el segundo ocurre en un evento aislado siguiendo a un abuso repetitivo.
En efecto, aún existen padres que consideran que los golpes o cualquier daño físico y psicológico son medidas correctivas para el mal comportamiento de los hijos, estas medidas llegan a ser tan recurrentes, intensas y prolongadas que, el hijo víctima de este maltrato termina falleciendo. Como se puede observar, se trata de una peligrosa creencia social. El abuso se instaura como un acto habitual en la vida cotidiana de las familias, donde se recalca una organización familiar comandada por una autoridad abusadora, asociado quizás con la violencia doméstica, donde el marido/padre hace uso de la violencia para ejercer un poder que no puede ser contrarrestado. En primer término, la violencia va dirigida hacia la mujer, este ejercicio abusivo de la autoridad se ve influido por experiencias inmediatas, las instituciones (familias de origen, vecinos, amigos, compañeros de trabajo), que han creado un conocimiento ideal del modelo de “ser hombre” socialmente legitimado.
Habrá que hacer notar que, los casos analizados en este trabajo, se observa de manera repetitiva que los padres poseen bajos recursos, las madres son amas de casa en la mayoría, tienen un bajo nivel educativo, los padres en dos de estos casos eran desempleados y las madres meseras o comerciantes, solo un padre quien comete el filicidio por venganza y se suicida, tenía un grado de estudios superior a los demás (Licenciatura). Este conjunto de condiciones sugiere un patrón de violencia instalado en individuos excluidos.
En suma se puede decir que, de los casos estudiados se advierte una tipología inicial, filicidios cometidos por venganza en contra de la mujer, filicidios cometidos por incapacidad paterna, y filicidos cometidos por transacción. Los primeros se perpetran por una masculinidad humillada, los segundos por una intolerancia a las demandas y cuidados que requiere un menor, y los últimos se estos últimos se consuman en función de una oscuro arreglo entre los miembros de la pareja, en el que se tolera y se acuerda el uso y abuso del menor.
BIBLIOGRAFÍA
Actualidad terra (2006). DE: www.actualidad.terra.es.html Fecha de consulta (18-10-07)
Azaola, E. (2001) Género y violencia. Muertes por homicidio en la Ciudad de México.DE:www.cejamericas.org/doc/documentos/gen-violencia.pdf
Castaño, B (2005) Tesis Doctoral: Características del Filicidio en Bogotá
De la Espriella, R. (2006) El filicidio: una revisión, Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXV / No. 1 / 2006: www.scielo.org.co/pdf/rcp/v35n1/v35n1a07.pdf (22-09-07)
Delgadillo, L y Mercado, A (2007-A). Apuntes de Investigación Cualitativa
Cimac Noticias (2007) D.e. http://www.cimacnoticias.com/site/07031209-Mexico-diario-muere.16849.0.html. Fecha de consulta: (9-07-07)
Fiascaro, M. (2006) El filicidio: un hecho de violencia contra la niñez, http://www.psicologiajuridica.org/psj77.html (7-09-07).
Kalinsky y Cañate (2005) Revista Electrónica del Centro de Investigaciones Criminológicas de la USMP-PERÚ- 2da.Edición.
D.e:http://www.derecho.usmp.edu.pe/centro_inv_criminologica/revista/revista_electronica2.htm. Fecha de consulta: (13-06-07)
Monarres, J. (2000) La cultura del feminicidio en Ciudad Juárez, http://redalyc.uaemex.mx (24-05-07)
Organización de las Naciones Unidas. (2007). Objetivos de desarrollo del Milenio Informe de 2007
Rascovsky, A. (1981). El filicidio, la agresión contra el hijo. Barcelona, Paidos-Pomaire
Raymos, L. (2006) Filicidio y cultura. Periódico cultural Logos. (9-07-07)
DISCUSIÓN
Como se pudo advertir en los casos de filicidio múltiple la agresión es desplazada hacia el hijo, siendo éste víctima indirecta de las circunstancias. El significado de un hijo y el valor de su vida humana como ser social se minimizan, se despoja al niño de su individualidad y es utilizado como un objeto, instrumento de venganza del cual se puede disponer a voluntad por ser propiedad del padre. Lo anterior se puede tomar como un elemento remanente aún vivo de la ley romana de la Patria Potestad influyente en nuestra cultura, se trata de un elemento residual instituido desde la cultura romana, en la que, el derecho romano imperial otorgaba al padre la facultad de disponer de aquellos que vivían en su casa; esposa, hijos y esclavos, así como de vender, matar o aún comer a cualquiera de sus hijos sin dar ninguna explicación (De la Espriella, 2006).
Se trata en estos casos de homicidios vengativos tal y como propone Resnick (1994) citado por Castaño (2005) se han identificado aquellos filicidios cuyo motivo está fincado en el resentimiento, en la compensación (aunque lejana) de un agravio, el asesinato del niño ocurre porque el padre homicida transfiere el odio que siente hacia la pareja al hijo, matándolo; estos son los casos donde la infidelidad es en la mayoría de los casos la razón de las muertes de los infantes, esto revela como las estructuras patriarcales han sido cimentadas con tal fuerza e intensidad que su vigencia histórica no caduca en aquellas situaciones en las que el hombre se vive ofendido en su masculinidad.
El hombre como figura paterna no está condicionado para el cuidado de los hijos, su rol solo está socialmente estructurado para proveer seguridad económica, el cuidado, amor, paciencia, protección, son papeles que juega la figura materna. El hombre solo se cuida a si mismo por su carácter egocéntrico y no ve por la procuración de los demás, esto incrementa la intolerancia frente a las necesidades de los que conviven cotidianamente con él, como lo son los hijos y la esposa, tratándose de los hijos y sobre todo de los más pequeños las demandas se trivializan mucho mas que las de una mujer, por ser tan pequeño el niño no es difícil creer que sus necesidades sean minimizadas y que la intolerancia hacia las mismas se acreciente disminuyendo la disposición de calma y atención del padre hacia el hijo. En cambio, la madre por naturaleza es el ser mas bondadoso y dedicado en su rol materno, procura el bienestar y protección de los hijos, dirige toda su atención y amor para cubrir sus necesidades, por ello es difícil creer que la madre sea capaz de hacerle algún daño a sus hijos y cuando éste se propicia, se dice que fue realizado por el mismo amor. Nogeras (2004, citado por Kalinsky y Cañate, 2005) menciona que el apego de una madre por su hijo es un valor universal; sin el supuesto esencialista de un lazo biológico, considera que es razonable coincidir en que una madre sienta afinidad con sus hijos.
Por otro lado, existe una trivialización, en los casos de maltrato físico, de las repercusiones de la violencia infligida en el cuerpo de los niños. Se minimizan los actos físicos violentos, aduciendo que se trata de medidas disciplinarias correctivas, de tal modo que la violencia perpetrada se enmascara en el principio educativo de la socialización. Pudiendo, como ha sido demostrado llegar al homicidio, clasificando estos casos como filicidio provocado por un impulso violento y/o actos sádicos de castigo, Guileyardo y otros (citado por Castaño, 2005) hacen mención que en estos casos existe un maltrato precedente, la muerte del hijo puede ser presentado como un accidente, en el segundo ocurre en un evento aislado siguiendo a un abuso repetitivo.
En efecto, aún existen padres que consideran que los golpes o cualquier daño físico y psicológico son medidas correctivas para el mal comportamiento de los hijos, estas medidas llegan a ser tan recurrentes, intensas y prolongadas que, el hijo víctima de este maltrato termina falleciendo. Como se puede observar, se trata de una peligrosa creencia social. El abuso se instaura como un acto habitual en la vida cotidiana de las familias, donde se recalca una organización familiar comandada por una autoridad abusadora, asociado quizás con la violencia doméstica, donde el marido/padre hace uso de la violencia para ejercer un poder que no puede ser contrarrestado. En primer término, la violencia va dirigida hacia la mujer, este ejercicio abusivo de la autoridad se ve influido por experiencias inmediatas, las instituciones (familias de origen, vecinos, amigos, compañeros de trabajo), que han creado un conocimiento ideal del modelo de “ser hombre” socialmente legitimado.
Habrá que hacer notar que, los casos analizados en este trabajo, se observa de manera repetitiva que los padres poseen bajos recursos, las madres son amas de casa en la mayoría, tienen un bajo nivel educativo, los padres en dos de estos casos eran desempleados y las madres meseras o comerciantes, solo un padre quien comete el filicidio por venganza y se suicida, tenía un grado de estudios superior a los demás (Licenciatura). Este conjunto de condiciones sugiere un patrón de violencia instalado en individuos excluidos.
En suma se puede decir que, de los casos estudiados se advierte una tipología inicial, filicidios cometidos por venganza en contra de la mujer, filicidios cometidos por incapacidad paterna, y filicidos cometidos por transacción. Los primeros se perpetran por una masculinidad humillada, los segundos por una intolerancia a las demandas y cuidados que requiere un menor, y los últimos se estos últimos se consuman en función de una oscuro arreglo entre los miembros de la pareja, en el que se tolera y se acuerda el uso y abuso del menor.
BIBLIOGRAFÍA
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1 comentario:
Solo pasaba a saludar!! ese articulo es muy bueno, pero muy traumante!! Paty Herman
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